«Momentos que se quedan en mi cabeza y corazón» – Laura González

Laura comparte con nosotros su viaje al Valle de Elías Piña, en República Dominicana, donde vivió experiencias inolvidables y aprendió lecciones que llevará consigo para siempre.

Desde que comencé la universidad, en 2019, tenía ganas de realizar un voluntariado fuera de España. Tras cuatro años de lucha con mis padres, en 2024 lo conseguí.

Recuerdo estar el 21 de julio despidiéndome de mis personas cercanas y cuando me fui a mi habitación para acabar de preparar las cosas empezar a llorar. Era inevitable no tener miedo.

A la mañana siguiente puse rumbo a Madrid para coger el avión y pensaba: ¿Qué estás haciendo? Miles de dudas y preguntas aparecían en mi cabeza y atormentaban mi orden y personalidad cuadriculada.

No puedo negar que volé hacia Republica Dominicana igual que vine, llorando. La diferencia entre la ida y la vuelta es que, fui llorando por miedo, pero volvía llorando de tristeza.

La primera semana me costó un poco adaptarme a lo que posteriormente me hizo tan feliz. Pasaban los días y me metía en la cama triste, incluso llorando, pensando que eso se acababa. Y se acabó. Me tocó decir adiós a una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.

Adiós a mi maravillosa compañera y a las Hijas de Jesús. Adiós a los niños, familias y médicos. Adiós a una interminable lista de cosas y momentos que se quedan en mi cabeza y corazón. Adiós a la tierra roja y a todo lo que viví y sentí en ese mes, que es inexplicable.

Me fui sin saber creol, pero me llevo muchas cosas que recordaré siempre.

«Momentos que se quedan en mi cabeza y corazón» – Laura González
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