El 24 de octubre se celebra el 75º aniversario de las Naciones Unidas. La Organización cumple 75 años en un escenario internacional complejo, debido (entre otras cosas) a la crisis del COVID-19.
Tras la Segunda Guerra Mundial, todavía recordada como el peor conflicto de la historia moderna, con el objetivo de evitar que el mundo volviera a enfrentarse y tras el fracaso de la Sociedad de Naciones, algunos países se unieron para crear un organismo internacional que promoviera y facilitara la cooperación entre los distintos gobiernos. Así nació la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En junio de 1945, 51 países firmaron la Carta de las Naciones Unidas (hoy son 193), que entró en vigor el 24 de octubre de ese mismo año. Por eso, el Día de las Naciones Unidas se celebra en esta fecha, cada año.
En la actualidad, las Naciones Unidas cuentan con una enorme trayectoria, que pasa por luces y sombras, pero a la que no se le puede negar el gran impacto que ha tenido en el desarrollo de la humanidad y en la promoción de los derechos humanos. Ha contribuido a mitigar el hambre y la pobreza en todo el planeta, ha desarrollado misiones de paz en los cinco continentes, ha sido mediadora de conflictos, ha socorrido en catástrofes naturales y crisis humanitarias y, sobre todo, se ha convertido en un punto de encuentro legítimo para la discusión de problemas globales.
Hoy en día, se compone de una docena de órganos de gobierno, como la Asamblea General o el Consejo de Seguridad, que definen las líneas principales de actuación. Por otro lado, estas líneas se ejecutan a través de programas, fondos y agencias, que trabajan para llevar a cabo dichas políticas en distintos ámbitos: infancia (UNICEF), refugiados (ACNUR), o igualdad de género (ONU Mujeres).
Además de evitar conflictos y mantener la paz (sus propósitos principales), defender los Derechos Humanos, y ofrecer ayuda humanitaria en situaciones de emergencia, la ONU trabaja para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, recogidos en la Agenda 2030, cuyo lema “no dejar a nadie atrás” deja claro su propósito.
La Agenda 2030 es una hoja de ruta, con un plazo de 15 años destinada a erradicar la pobreza y cuidar un planeta sometido a crisis globales amenazadoras, que van desde el cambio climático hasta la propia pandemia del coronavirus.
En octubre de 2020, prácticamente podemos seguir haciéndonos las mismas que nos hacíamos cinco años, cuando se aprobó la Agenda 2030. Sin embargo, surgen nuevos matices que dibujan un escenario distinto y que no podemos dejar escapar.
En primer lugar, los retos de los que hablamos son cada vez más urgentes. El tiempo pasa y el año 2030 cada vez está más cerca. Por otro lado, la pandemia del COVID 19 ha hecho que los problemas que ya estaban presentes alcancen una escala sin precedentes. Como consecuencia, el esfuerzo que el mundo tendrá que hacer será considerablemente mayor.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, manifestaba que “los escasos avances en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres, conseguidos a lo largo de las décadas, están el peligro de retroceso como consecuencia de la pandemia de la COVID19”, en este año que se celebra también los 25 años de la Cumbre de Pekín, pionera para la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Por otro lado, OXFAM Intermón advierte que la crisis del COVID puede suponer una década de retroceso en la lucha con contra la pobreza.
Sin embargo, son muchas las voces que apuestan por la necesidad de resolver estos problemas globales de manera conjunta y que entienden que la ONU, a sus 75 años, a pesar de enfrentarse a multitud de retos en este escenario tan complejo, y teniendo a sus espaldas algunos errores que le pesan es hoy, más que nunca, imprescindible para el desarrollo de la humanidad.