Grandes empresas venden como «sostenibles» productos con aceite de palma producido por mano infantil

Una investigación de Amnistía Internacional destapa que Nestlé, Colgate-Palmolive o Unilever, entre otras, compran su aceite en plantaciones donde la ONG ha detectado graves casos de abusos contra los derechos humanos.

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Son, prácticamente, las marcas de alimentación y productos para el hogar más grandes del mundo: AFAMSA, ADM, Colgate-Palmolive, Elevance, Kellogg’s, Nestlé, Procter & Gamble, Reckitt Benckiser y Unilever. Pero una investigación de Amnistía Internacional hecha pública este miércoles desvela que estas nueve empresas, que venden productos tan conocidos y consumidos por todos como el helado Magnum, la pasta de dientes Colgate, los jabones Dove, la sopa Knorr, el KitKat o el detergente Ariel, utilizan para sus productos aceite de palma “manchado por estremecedores abusos contra los derechos humanos”.

A pesar de que la mayoría de ellas asegura en su etiqueta que utilizan “aceite de palma sostenible”, Amnistía ha encontrado en sus refinerías o fábricas aceite suministrado directamente por plantaciones de Indonesia donde se producen situaciones de explotación infantil, además de otros abusos.

Para su investigación, la organización de Derechos Humanos ha hablado con 120 trabajadores de varias plantaciones de palma que abastecen a la empresa agroalimentaria Wilmar, el mayor productor de este tipo de aceite del mundo. Entre otras situaciones, Amnistía ha detectado a niños de ocho años que no acuden a la escuela para realizar un trabajo físico duro y peligroso; mujeres que cobran sólo 2,5 dólares al día sin pensión ni seguro de enfermedad; trabajadores con lesiones por el paraquat, una sustancia química tóxica utilizada en las plantaciones a pesar de estar prohibida por la UE y la propia Wilmar; larguísimas jornadas de trabajo físico para “cumplir objetivos absurdamente altos” o personas trabajando al aire libre sin equipos de seguridad adecuados pese al riesgo de sufrir daños respiratorios.

“No voy a la escuela. […] Transporto yo mismo la bolsa con los frutos sueltos pero sólo puedo llevarla medio llena. Es difícil transportarla, pesa mucho. Lo hago también bajo la lluvia pero es difícil. […] Tengo las manos doloridas, y me duele todo el cuerpo”, asegura un menor de 10 años que se levanta a las 6 de la mañana para trabajar seis horas diarias para un proveedor de Wilmar.

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